lunes, 22 de febrero de 2016

At Fillmore East


Que la Allman Brothers Band solo hubiera publicado dos elepés antes de editar su mítico doble en vivo At Fillmore East de 1971 no significaba abuso comercial por parte de su compañía, sino el deseo del grupo de plasmar en plástico una personalidad expansiva que en el estudio no podía quedar reflejada más que parcialmente. Hay pistas que ya desde los créditos nos invitan a imaginar algo así: de los siete temas que encontramos cinco no pertenecen a los dos álbumes previos, tres superan los diez minutos y cuatro son versiones. Pero las pistas son borradas por las evidencias conforme la música avanza; al sexteto de los hermanos Allman le pasa sobre las tablas lo que a Led Zeppelin: es otra banda.


Statesboro Blues y Done Something Wrong, los dos cortes iniciales, anuncian tímidamente la transformación (el segundo con la obsesiva armónica de Thom Doucette como invitada), pero es a partir de Stormy Monday cuando la el grupo empieza a desmelenarse. El blues de T-Bone Walker se alarga hasta los casi nueve minutos, que se quedan en nada si los comparamos con los cerca de veinte de You Don't Love Me, composición de Willie Cobbs donde las guitarras de Duane Allman y  Dickey Betts, las baterías de Jaimoe y Butch Trucks (crucial duplicidad en la percusión y el empuje de la banda), las teclas de Gregg Allman y el bajo de Berry Oakley entran en trance melódico y rítmico delante de un público neoyorquino fagocitado por las ondas jam que envían los instrumentos. Un breve instrumental (en comparación con lo que va a venir), Hot 'Lanta, introduce las dos piezas que ocuparán el resto del segundo elepé. La primera es una colosal lectura de la asimismo instrumental In The Memory Of Elizabeth Reed, que en directo duplica su duración en Idlewild South. El tema de Dickey Betts se convierte en un colosal tour de force que se sirve del jazz (Miles Davis y John Coltrane en concreto) para generar un excitante crescendo protagonizado por unas guitarras que echan fuego pero en el que órgano y base rítmica no se quedan atrás en potencia y musicalidad. Sumergida en el exceso, la Allman Brothes Band pone fin al disco cuadruplicando los cinco minutos largos y originales de Whipping Post  que se hallan en su debut —escritos por Greg— y llevando a los espectadores al orgasmo estético y colectivo. El rock progresivo, el jazz, el blues y la psicodelia tienen cabida en esta larguísima improvisación que se aleja del motivo central en busca de esos sonidos libres —ya furiosos, ya relajados— que el artista sensible y cultivado labra fuera de las convenciones, los prejuicios o las predeterminaciones.


La publicación de Eat A Peach un año después hará saber a quien no estuvo allí que en aquellas actuaciones del 12 y 13 de marzo de 1971 de las que se alimenta At Fillmore East, la Allman Brothers Band había ido más lejos (en duración, que no en espíritu o creatividad) al llevar por encima de la media hora la Mountain Jam basada en el There Is A Mountain de Donovan. Detalle interesante aunque no cambie o mejore la extraordinaria impresión —conmoción para quien se topa con él por primera vez— que nueve lustros más tarde sigue obrando un trabajo tan superlativo como el que hoy ha iluminado estas páginas virtuales (y esperemos que a su autor). La muerte de Duane Allman ese mismo año hará del doble elepé —otrosí— testamento del carismático, excelente y joven músico, cuya temprana desaparición no obstaculizó un legado inmarcesible que lidera su paso por el icónico templo de Manhattan. A pesar del nivel de los artistas que en la sala tocaron durante su breve existencia, pocos dejaron un sello así de indeleble.

6 comentarios:

  1. Excelente relato de lo que hace sentir este disco, una liberación en vivo de una explosión que en estudio no es posible. Tal vez, mi disco favorito de ABB.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Sin duda uno de los grandes directos de toda la historia de la música rock. Me lo voy a aponer ahora mismo, antes de la cena. La portada tiene su historia. Parece ser que las risas de los protagonistas tienen mucho que ver con la bolsita que sostiene en su mano Gregg Allman. Un pase de perico del dealer que ya tardaba en llegar a la parte trasera del Fillmore East y que tenía mosqueados a los miembros de la banda. Gregg salió corriendo para cerrar el bisnes y regresó hacia el grupo con el gran regocijo del resto de la banda.
    Más que merecida entrada. Gran Reserva del 71.
    Abrazos,
    JdG

    ResponderEliminar
  3. Este y el del melocotón son dos joyas, del directo. Lo bueno es que como muy bien dices se mueven en esa nebulosa entre el rock, el blues, el jazz y mas cosas.
    La primera vez que oí In memorian of Elizabeth Reed recuerdo que no parapa de poner la aguja en ese corte y pensaba que tocaban como si fuera jazz.
    Creo que fue Stanley Clark que dijo que cuando estaban en Return to forever para inspirarse en como improvisar preferían oír a los Allman que escuchar jazz.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Addi. Podríamos quedarnos con éste y con "Brothers And Sisters", ¿no?

    Lo de la portada es así, Javier, pero creo que no está tomada en el Fillmore East, sino en otro lugar que ahora no recuerdo. Gran Reserva, sin duda, ya tardaba en aparecer por aquí.

    Sí, en ese tema en concreto el jazz está muy presente, Luis. Lo de Clarke y Return To Forever no lo sabía, pero no me extraña.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Este fue mi primer álbum de los Allman Brothers y desde luego que es el que siempre recomendaré a quien quiera empezar con su música. Sus dos primeros álbumes son significativos, sin duda, pero para coger la esencia auténtica de los Allman creo que es imprescindible empezar por aquí.

    Un abrazo, Gonzalo.

    ResponderEliminar
  6. Sí, yo también recomendaría este disco si no tienes nada de la ABB, Aurelio. A ver si retomas tu blog, se echan de menos tus letras.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar